[DECLARACIÓN] IMA Declaración sobre el Día Internacional de los Derechos Humanos
Alianza Internacional de Migrantes (IMA)
Declaración sobre el Día Internacional de los Derechos Humanos
10 de diciembre de 2025
En este Día Internacional de los Derechos Humanos, la Alianza Internacional de Migrantes cree necesario reafirmar un mensaje que cada año se vuelve más urgente de enfatizar: los derechos de los migrantes son derechos humanos. Esta proclama está en la esencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuya enunciación hace 77 años conmemoramos hoy. Los Derechos Humanos proclamados en ella se establecen para todos los seres humanos, independientemente de las condiciones particulares que las personas tengan; incluyendo, en el caso de quienes se encuentran en movilidad, entre otras condiciones, su nacionalidad, estatus migratorio, edad, sexo, país de origen, raza, idioma o religión.
Dentro de estos derechos, que los estados deben reconocer y proteger se encuentran los relativos a la dignidad, seguridad, igualdad y libertad de las personas. Los derechos a vivir, trabajar, desplazarse y buscar entornos de mayor seguridad y bienestar son derechos humanos fundamentales, y ningún gobierno ni frontera debería privar a las personas de estas protecciones.
Sin embargo, en todo el mundo, mientras para la circulación de mercancías y del capital se eliminan las restricciones, se refuerzan los muros y discriminaciones para los migrantes, refugiados y desplazados, que siguen enfrentándose a dificultades crecientes para el acceso a derechos básicos, desde la documentación hasta el trabajo digno, la salud, la educación, la seguridad social y otros que ponen al descubierto la asimetría de la globalización y la crueldad de un sistema global construido sobre la explotación de los trabajadores y la dominación imperialista.
La crisis económica global se ha agravado hasta tal punto que millones se ven obligados a abandonar sus países en busca de supervivencia. Las políticas neoliberales, el saqueo corporativo, la depredación de la biósfera, la concentración de las tierras y los salarios de pobreza han devastado las economías del Sur Global. El imperialismo recurre a la extensión del crimen organizado y del narcotráfico para sembrar el miedo y justificar la instalación de un estado policial en el hemisferio occidental. A medida que los trabajadores migran por desesperación, a menudo acaban en países de destino donde sufren condiciones duras, largas jornadas, discriminación, lugares de trabajo inseguros y represión constante.
En Estados Unidos, el regreso al gobierno del neofascista Donald Trump ha intensificado la guerra contra los migrantes. Su administración ha ampliado las redadas, detenciones y deportaciones de inmigrantes, tratándolos como criminales en lugar de como seres humanos que huyen de la devastación económica, la violencia y la inestabilidad. Migrantes y solicitantes de asilo son sometidos a detenciones abusivas y arbitrarias, con amenazas de confinamiento en prisiones de aislamiento como Guantánamo o en el CECT de El Salvador. Las expulsiones de migrantes a terceros países, en los que no han vivido, conllevan con frecuencia no sólo la separación de sus círculos familiares, sino de toda red social y comunitaria de apoyo.
Las redadas generalizadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, ICE, bajo este nuevo mandato de Trump, han aterrorizado barrios enteros en las ciudades de Estados Unidos, generando miedo y desesperación entre las comunidades migrantes. Estas políticas han alimentado un clima social que fomenta el racismo, la xenofobia y la violencia. Al enseñar a la gente a odiar, el Estado legitima los crímenes de odio y profundiza la polarización social.
La crisis global de refugiados sigue escalando a medida que las guerras y conflictos imperialistas arrasan poblaciones enteras. En Palestina, el genocidio israelí en curso, respaldado por Estados Unidos, ha convertido a millones en refugiados, sin que se vea un final. La guerra civil sudanesa, marcada por intereses imperialistas en competencia, ha obligado a millones a huir de sus hogares. En la República Democrática del Congo, las multinacionales y los grupos armados continúan explotando tierras ricas en minerales, creando violencia e inestabilidad que empujan a las comunidades al desplazamiento. La región del Levante sigue sumida en violencia, desde Siria hasta Líbano, mientras que en Myanmar y otras partes de Asia, la limpieza étnica, la dictadura militar y la violencia estatal continúan generando nuevas oleadas de refugiados. Cada bomba lanzada, cada ocupación apoyada y cada dictadura sostenida por las potencias imperiales contribuye al creciente número de pueblos desplazados en todo el mundo.
En este Día Internacional de los Derechos Humanos, la Alianza Internacional de Migrantes renueva su llamamiento a un cambio sistémico. Exigimos el fin de las políticas económicas neoliberales que obligan a la migración. Exigimos el fin de la criminalización de los migrantes y de agencias como ICE que existen únicamente para aterrorizar a las comunidades. Pedimos la protección, el reconocimiento legal y los plenos derechos de todos los migrantes, refugiados y personas desplazadas. Exigimos el fin de las guerras en Palestina, Sudán, Congo, Myanmar y todas las regiones donde la agresión imperialista alimenta la violencia y el desplazamiento. Hacemos un llamamiento a los pueblos del mundo para que se unan contra el racismo, la xenofobia y el odio que los gobiernos usan para dividirnos.
Migrantes y refugiados seguirán resistiendo. Seguiremos organizándonos. Nuestras luchas están interconectadas con las luchas de todos los pueblos oprimidos que luchan por la tierra, el sustento, la justicia y la paz.
Los derechos de los migrantes son derechos humanos. Exigimos el fin de las guerras y de las amenazas imperialistas a la paz de los pueblos. Detengan las redadas y expulsiones de migrantes. Acabemos con la explotación y con el imperialismo. Viva la solidaridad internacional.
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